domingo, 15 de agosto de 2010

Soneto 116

Que a la unión de las almas sinceras no admita yo impedimentos.
No es amor el amor que se altera cuando alteración halla,
O se pliega cuando el que parte se aleja:
¡Oh, no! Es una marca siempre fija
Que mira a las tempestades y nunca la agitan;
Es la estrella para el navío a la deriva,
De valor incalculable, aunque se mida su altura.
El amor no es juguete del tiempo, aunque el carmín de labios y mejillas
Caiga bajo el golpe de su guadaña;
El amor no se altera con sus cortas horas y semanas,
Sino que todo lo soporta hasta el final de los tiempos.
Si estoy errado, y que eso se pruebe,
Yo nunca he escrito, ni ningún hombre ha amado.


William Shakespeare