domingo, 26 de septiembre de 2010

Dedicado a la hija más hermosa que Dios creó

Todas las respuestas de la vida están a tu alrededor.. en la naturaleza.
Sí, aquella creada por Dios, el único ser perfecto que con sus manos perfectas creó esto; una hija sin propios defectos, la pura madre tierra. La más antigua madre del inicio de este planeta, la que ha visto miles de billones de generaciones caminar en ella, la que hizo posible el hermoso cielo azul en la boda de mis abuelos, y un mágico atardecer en la de los padres de ellos. La que me dió esa sombra de aquel árbol cuando tuve calor, la que hizo crecer la únicar flor en el medio del jardín, la que puso un hermoso diamante de hielo en el medio del océano, la que escondió mil y un sorpresas en el bosque del Canelo. La que creó el polen para ver a las abejas volar de brote en brote, y la que formó la quebrada en la cual jugaba a perderme entre los eucaliptos y los pinos...
Tantos paisajes maravillosos, que incluso en los que parecen más simples se esconde un bello poema.
Tantos regalos de armonía, las imágenes más lindas que guardé en el álbum de mi mente.
Gracias a ti madre mía... tuya soy.
Existo en ti, vivo en ti, y cuando todo termine; en tus brazo he de partir.
El día de tu cumpleaños, ¿que puedo darte yo?
Tú me has dado tanto.
Me acuerdo de esa mañana del mío, en la que me regalaste un hermoso día soleado, él más largo de todo el verano. Ese día me quedé admirándolo.. sentada mirando por la ventana.
Pasaron las horas, veía como iban y venían los autos frente a mí, el caminar de la gente
y el volar de los gorriones..
Me quedé pensando, y reflexioné que no es nadie más sino nosotros mismos los orginarios de nuestros males y de nuestros pesares.
Somos nuestra propia perdición. Y de paso, la destrucción de nuestro cálido hogar, de lo más hermoso que hemos pisado, de nuestra madre, la madre de todos nuestros hermanos intercontinentales.
La misma que cada día nos enseña cosas nuevas, cuando sólo nos tomamos el tiempo de observarla e interpretar su lenguaje corporal. Hay que dejar de pensar en nosotros, y pensar en ti.
Somos tal como una flor, que cuando brilla el sol florece.. y cuando no, se marchita.
A veces sí logramos encontrar la luz del sol, y no perder nuestro foco. Es ahí cuando triunfamos.
 Pero somos fruto de nuestra situación, donde sólo maneja uno en la calle de nuestra vida, y somos nosotros los únicos con licencia de conducir. 
Cuando no está el sol que nos guíe, basta con mirarte a ti naturaleza, al igual como esa flor que bebe el agua que le riegan, tú haces que me pare bien derecha y que encuentre la respuesta.
Eres el secreto menos secreto al que nunca antes le puse antención.
Hay un antes y un después de observar el trasfondo de lo que todos ven, de lo que se esconde en tu belleza natural. Tú nos deslumbras día a día, y a tu manera nos enseñas...
Ahora hay algo que me queda muy claro; eres tú la madre más sabia que jamás conocí.
Desde que comenzé a fijarme en ti, soy más feliz de lo que nunca fuí.